¿Por qué mienten los niños pequeños?

Las mentiras son la manifestación de algo que está sucediendo en el
mundo interno del niño y que tiene una razón y un objetivo. Por esta
razón, se debe tener en cuenta no solamente el contenido de la
mentira, sino el propósito que esta lleva implícita, la frecuencia con la
que es dicha y el contexto en el que se presenta. Miedo, vergüenza,
estrés o búsqueda de atención son algunas de las razones que los
llevan a mentir.

Las primeras mentiras suelen aparecer entre los 3 y los 5 años de
edad y están asociadas al desarrollo lingüístico, cognitivo y social del
niño ya que, para esa etapa de crecimiento, posee herramientas
comunicativas y estrategias lingüísticas que le permite jugar con el
lenguaje y decirlas. Por eso, si bien los niños empiezan por pequeñas
mentiras sin importancia o producto de su imaginación, pueden
convertirlas en una forma constante de resolver situaciones
cotidianas si descubren que logran sacar algún provecho de estas o
evadir problemas al decirlas. La clave para tratar el problema está en
analizar la situación, dialogar con el niño, generar entornos de
confianza y modificar esos comportamientos que lo presionan a
mentir.

Malos ejemplos

El ejemplo que los adultos dan a los niños también aporta su cuota cuando de mentir se trata, muchas veces los padres dicen “mentiras piadosas” o verdaderas mentiras frente a sus hijos enseñándoles indirectamente a hacerlo a través del ejemplo. Si el menor se da cuenta de que sus padres utilizan la mentira como herramienta para salir de un problema, evadir alguna acción o responsabilidad o simplemente como un hábito, es muy probable que ellos lo hagan también.

Recomendaciones:

  • No etiquetar al niño como: “malo”, “mentiroso”, etc.
  • Actuar desde la primera vez que se detecta una mentira y poner especial atención cuando estas se vuelven recurrentes e involucran a otras personas.
  • Dialogue con el niño sobre la importancia de decir siempre la verdad y demuéstrele que cuenta con la confianza y la seguridad para hacerlo.
  • Busque con el niño una solución del inconveniente en lugar de castigarlo.
  • Léale cuentos, relatos infantiles o muéstrele películas que dejen moralejas sobre los problemas que causa la mentira.
  • Dele una recompensa por decir la verdad o admitir una falta. Un niño que admite su culpa con valentía es digno de admirar.
  • Evite sacar conclusiones apresuradas, pregunte con calma, respeto, amor y paciencia sobre la situación, escuche el relato del pequeño.