¿Cómo se dan las emociones en los niños pequeños?

Dentro de las concepciones erróneas que muchas veces tenemos los adultos está el hecho de pensar que los niños son un “mini – yo”, es decir, que piensan, sienten y razonan igual que nosotros los adultos y, por lo tanto, debemos esperar lo mismo de ellos de que lo esperamos en nuestro círculo social, laboral o personal. Esto es en definitiva falso. Los niños no responden ni reaccionan ante los mismos estímulos del día a día de la misma forma que nosotros, los grandes. Es bueno recordarlo de vez en cuando, ya que la vorágine de la rutina diaria nos nubla la mente y nos puede hacer caer en estas situaciones. Por lo tanto, descubriremos algunos puntos esenciales en cuanto a la afectividad de los niños más pequeños, específicamente en cómo es que se suelen manifestar sus emociones.

En general, las reacciones emocionales se generan a partir del periodo de lactancia, donde el infante tiene un acercamiento esencial con su madre, padre o cuidador, quien es su fuente principal de información sobre todo lo que le rodea. Luego, aparecen las emociones básicas o primarias (alegría, sorpresa, asco, tristeza, enojo y temor) durante los primeros seis meses de vida. Sin embargo, a medida que van pasando los primeros años de edad, van surgiendo otros tipos de emociones ligadas a las emociones primarias. Estas se van disgregando y complejizando hasta volverse de dos tipos: emociones autorreflexivas y emociones autovalorativas.

Las emociones autorreflexivasse desarrollan alrededor del año y medio a los dos años de edad y son el resultado de la aparición de la autoconciencia (conciencia del yo), la cual permite al infante reconocerse como un ser propio y distinto al resto, con sus propias necesidades, pero aún así inmerso en un mundo con seres semejantes a él. Dentro de este tipo de emociones están la envidia, empatía y turbación.

Luego, a partir de los 3 años aproximadamente, aparecen las emociones autovalorativas, pues el niño ya es capaz de evaluar sus propios pensamientos, deseos y conductas. Junto con esto, se le agrega el conocimiento progresivo de las reglas y/o estándares sociales. Las emociones autovalorativas son el orgullo, la culpa y la vergüenza.

Si bien es cierto, todas estas emociones se dan paulatinamente acompañadas del desarrollo normal y esperado para el niño, pero no quiere decir que no puedan intensificarse o reforzarse. No hay que olvidar que las emociones también se aprenden y que, por lo tanto, los padres son pieza fundamental para un sano desarrollo afectivo y emocional en los más pequeños.