¿La agresividad en los niños es normal?

Todos hemos sido testigos de algún altercado emocional durante una fiesta infantil, un paseo familiar o una tarde de juegos en el kínder, en donde un niño o niña se haya mostrado ofuscado porque otro pequeño le quitó vigorosamente su juguete. En situaciones como esas, es común que los niños comiencen a llorar e incluso se enfrenten al compañero que les quitó su bien preciado. Sabemos que estas cosas suceden con nuestros hijos, pero, ¿hasta que punto será correcto que un niño muestre cierto grado de agresividad?

En primer lugar, debemos especificar los distintos tipos de agresividad en los niños pequeños, precisando también que, aunque suene un cliché, los estudios indican que los varones muestran mayores índices de agresividad, sobre todo de manera física y verbal, que las niñas. A partir de esta premisa, podemos señalar que existe la agresividad explícita o directa y la agresividad relacional o social.

La agresividad explícita o directa se caracteriza por evidenciar conductas meramente de agresión física y/o verbal que se dirigen abiertamente a un blanco u objetivo, sin necesidad de ser encubiertas por otro tipo de acciones. Ejemplo:en clase de educación física, la maestra ordena a los niños en una fila, entonces uno de ellos empuja a su compañero y le dice “¡yo vine primero!”. Este tipo de agresividad es más común en niños varones.

Mientras que la agresividad relacional o social consiste en dañar intencionalmente la reputación o el bienestar psicológico del otro, mediante burlas, apodos, manipulación o control de la situación. Las niñas son más propensas a demostrar este tipo de conductas y suelen evidenciarse en muestras sutiles o explícitas al humillar al compañero, excluirlo del grupo o simplemente ignorarlo

Ejemplo: un grupo de niños y niñas están jugando en el recreo a las escondidas, de repente, una de las pequeñas dice “Juanita, no queremos que juegues con nosotros hoy día”.

Asimismo, también podemos mencionar la agresividad instrumental, que es justamente el tipo de agresividad de nuestro primer ejemplo al iniciar este artículo. En ese caso, la agresión se utiliza como recurso para alcanzar una meta: el niño se enfoca en tener el juguete, mas no en causarle algún daño a su amigo. Por lo tanto, es preciso observar con detenimiento el por qué de cada conducta, por más pequeña que parezca, y así evitar juicios temerarios en situaciones que no lo ameriten.

Existen diversos factores que influyen para que un niño se muestre más agresivo que otro, pero debemos recordar que cada caso es particular, sobre todo en contextos (ambientales, sociales o familiares) en donde el niño o la niña se encuentren desprotegidos. Teniendo en cuenta ello, es conveniente buscar soporte profesional más especializado y no caer en la generalización.